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Si a algo estábamos acostumbrados al viajar a Estados Unidos, sobre todo en Nueva York, es a dejar propina en bares y restaurantes, ya que normalmente la misma iba incluida en la factura de la comida, un tip casi obligatorio que todos acatábamos y abonábamos (y más nos valía hacerlo si no queríamos recibir malas caras). La razón principal es que esas propinas obligatorias formaban una parte muy importante del salario de los camareros, cuyo sueldo a final de mes es muy bajo y apenas llega al salario mínimo. A cambio, no habrás visto camareros más atentos: rellenar un vaso de agua cada cinco minutos, consultar si te ha gustado el menú, etc.

Las “normas” hasta ahora funcionaban así:

  • Restaurantes con servicio de mesa. Donde la propina siempre ha sido un “must”, entre un 15% y un 20% del total de la factura.
  • Restaurantes self-service. En este caso, al servirse por uno mismo la comida, la propina no era obligatoria, aunque un bote al lado de la caja invitaba a hacerlo.
  • Bares. Lo habitual es dejar 1$ por bebida o, si vas en grupo, dejar unos 3$ por ronda.

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De un tiempo a esta parte sin embargo, está creciendo en Nueva York un movimiento anti propina o propina totalmente voluntaria, propiciado por los mismos establecimientos hosteleros: cafés y restaurantes quieren eliminarla y que esta sea optativa, basada en la calidad del servicio de camareros. Se basan en que de esta forma el personal laboral, si quiere crecer económica y profesionalmente, deberá esforzarse más y no dormirse en los laureles de las propinas aseguradas.

Los primeros en acatar el fin de las propinas en Nueva York como nueva filosofía de servicio han sido los establecimientos del Grupo Union Square Hospitality, que gestiona 13 restaurantes, entre ellos el Union Square Café y el Gramercy Tavern. También The Modern, en el Museo de Arte Moderno, eliminará las propinas el próximo mes de noviembre. Antes, en septiembre, el recién inaugurado restaurante Craft ya abrió sus puertas con facturas sin propinas obligatorias.

Lógicamente esta medida no gusta por igual: mientras los locales de restauración se muestran encantados, los empleados no tanto, por el peligro que les puede suponer perder poder adquisitivo. Los restaurantes son claros: para cobrar más hay que estar cualificado.

¿Se instalará definitivamente el fin de las propinas en Nueva York? Averígualo en tu viaje a la Gran Manzana.

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