No lo decimos solo nosotros, si no un estudio realizado por la Universidad Estatal de San Francisco (preciosa ciudad, por cierto); en el mismo se ha llegado a la conclusión que viajar es felicidad, al igual que cualquier otra experiencia o vivencia personal que genere recuerdos en el tiempo. Algo que no se consigue con la compra de bienes materiales, cuya sensación de bienestar es muy pasajera; así ocurre cuando compramos ropa, calzado, joyas, etc.
Viajando se generan sensaciones que perduran en el tiempo, que podemos compartir, que podemos recordar siempre que queramos a través de nuestra memoria, con los aportes de las personas que nos acompañaron en el viaje, con los recuerdos gráficos de la experiencia (fotografías, vídeos, postales, etc.).
Según el investigador Thomas Gilovich, investigador de este estudio, “Compramos cosas para ser felices, y tenemos éxito, pero solo por un tiempo. Las cosas nuevas son emocionantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellas”.
Pero además, viajando obtenemos sensaciones de bienestar desde antes de iniciar el viaje; los días previos acudiendo a la agencia de viajes a informarnos, consultando qué hacer en el destino, preparando las maletas, imaginando nuestros días visitando la ciudad elegida, disfrutando la playa de nuestras vacaciones o imaginando cómo será ese paseo en dromedario que estamos deseando realizar …
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(Derechos de imagen: tijetravel)
